domingo, 23 de marzo de 2014

iPhonelaroids

Cuando era niño, mi padre, a quien siempre le gusta comprar cosas novedosas, me regaló una Kodak EK6. La EK6 era cámara instantánea de autoproceso que finalmente fue retirada del mercado después de un largo contencioso por las patentes  con  Polaroid.  El efecto de ver la foto revelarse a luz del día ante tus ojos era mágico.  Yo ya había visto a mi a abuelo revelar, pero ahí siempre había un negativo y una oscuridad misteriosa. Esto era otra cosa, unos pocos minutos de preciosa ansiedad tratando de vislumbrar como había quedado la foto. Me acuerdo de ir a estrenarla al parque de Los Chorros, por ahí ronda alguna foto de mis hermanos y yo con cuello vuelto en el trópico. La calidad de las fotos no era muy buena, pero la inmediatez del proceso era gancho poderoso, lastima que los cartuchos de 10 fotos fueran tan caros.
 Por supuesto que la fotografía en el minuto  ya existía de antes, como olvidar a los minuteros de la foto pasaporte con gran caja naranja enfrente de la embajada americana  y a los fotógrafos con cámaras instantaneas polaroids de negativo/positivo del Parque del Este y los restaurantes con sus tiras de fotos colgadas en la ropa a manera de publicidad, el secador de pelo y sus marcos de cartón. 

Pero en ningún de estos casos los procesos eran tan evidentes con en el caso de la Kodak EK6 y la Polaroid SX70 plegable que más tarde apareció por casa.



Dr. Edwin H. Land
Según se cuenta, el Sr. Land ideó la fotografía instantánea después de un comentario de su hija preguntándole porque había que esperar por ver las fotos. Así que no me extraña que para mi la fotografía instantánea sea un evento infantil que después olvidé quizás por lo caro del material (recordad que aprendimos a revelar con papel caducado!) y la baja calidad de las cámaras instantáneas. Es verdad que muchos fotógrafos famosos (Ansel Adams, Minor White...) han logrado muy buenos resultados con sistemas polaroid, pero el gran público no tuvo acceso a sistemas  polaroid  B/N con cámaras de mayor formato o no interviene las fotos a la manera de  artistas  como Hockney y Wharhol, que añadían un elemento metafotográfico. 



Ya adulto,  mi amigo Pierre trajo una instantánea de Fuji a mi casa  de Madrid y nos tomamos alguna foto, pero no pasó de ser una bella anécdota. 

Cuando en los noventa se empezaron a popularizar las cámaras digitales volvimos  a la imagen inmediata, ya mi hija dice déjame ver la foto. Pero faltaba un paso más que uniera lo instantaneo con el hecho de poder compartir la imagen que es el fin último de toda foto.  Los teléfonos móviles como el iphone nos dan una imagen instantánea  con un aparato siempre disponible y con capacidad de compartir inmediatamente, pero  todavía faltaba algo.  Con los programas de edición en el teléfono tenemos ese revelado en directo que nos vuelven a  nuestras antiguas Polaroid (además de mejorar un poco la calidad de la imagen!).  Igual que con  las Polaroid, las imágenes son únicas, no toleran grandes ampliaciones y presentan limitaciones de calidad, pero a mi  me han  dejado cautivado. Viva ese carrete infinito!  Esta serie de fotos  con un teléfono prestado son mi pequeño homenaje a la polaroidgrafía y la iphonegrafía,  entonces son  iPhonelaroids.   

iPhonelaroids


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